Pentecostes 1936
San Isidro
“Na vida espiritual, na vida interior, não há princípio nem fim. Não há mais que Deus, e sempre, depois de qualquer reflexão, se vê de uma maneira ou de outra, tão pequeno, tão miúdo e insignificante, tão nada diante d’Ele, que somente fica na alma essa impressão tão difícil de explicar... Essa impressão da imensidade e da grandeza de Deus... Esse sentimento ante o qual a palavra emudece...Quisera a alma não se ver, desaparecer, não ser nem existir, e somente a grandeza de Deus. Enfim, me perco...”.
En español
“En la vida espiritual, en la vida interior, no hay principio ni fin. No hay más que Dios, y se mire de una manera o de otra, siempre, después de cualquier reflexión, se uno tan pequeño, tan menudo e insignificante, tan nada delante de Él, que solamente queda en el alma esa impresión tan difícil de explicar…Esa impresión de la inmensidad y grandeza de Dios… Ese sentimiento ante el cual la palabra enmudece…quisiera el alma no verse, desaparecer, no ser ni existir, y solamente la grandeza de Dios…En fin, me pierdo...”.
En español
“En la vida espiritual, en la vida interior, no hay principio ni fin. No hay más que Dios, y se mire de una manera o de otra, siempre, después de cualquier reflexión, se uno tan pequeño, tan menudo e insignificante, tan nada delante de Él, que solamente queda en el alma esa impresión tan difícil de explicar…Esa impresión de la inmensidad y grandeza de Dios… Ese sentimiento ante el cual la palabra enmudece…quisiera el alma no verse, desaparecer, no ser ni existir, y solamente la grandeza de Dios…En fin, me pierdo...”.
Dos escritos de Rafael
Meditações de um Trapista
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