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O legado do Beato Rafael:
Tudo é mais simples
No dia 26 de abril se celebrou a Festa do Beato Rafael Arnáiz, um jovem Trapista do Mosteiro de San Isidro de Dueñas, em Palencia, que morreu com apenas 28 anos, depois de uma enfermidade que o obrigou a entrar e sair do convento várias vezes. Sua vida e sua espiritualidade foram comparadas com as de Santa Teresa de Lisieux. O Vice Postulador de sua Causa de Canonização, Padre Alberico Feliz, fala para Alfa y Omega:
Alfa y Omega: Como era o Beato Rafael?
Padre Alberico: Sua espiritualidade é muito rica em matizes e está polarizada, sobretudo, na busca de Deus, a qual expressava em uma frase muito pequena que sintetizava tudo: Só Deus. Deus preenchia tudo em sua vida e fora Dele nada tinha sentido. A vida do Beato Rafael é um testemunho da transcendência de Deus, do absoluto de Deus.
Alfa y Omega: Como foi sua vida anterior?
Padre Alberico: Ele cursou dois anos de Arquitetura. Ao terceiro ano já tinha definida a vocação trapista. Seu tio, ao ver que seu sobrinho tinha inquietudes, pediu conselho e, como não conhecia nada além deste convento, lhe orientou que lá fizesse os Exercícios Espirituais. No segundo dia, ele anotou em sua agenda: Me convenci de muitas coisas. Eu penso que, entre essas coisas, estava sua vocação de monge trapista.
Alfa y Omega: Que tem a dizer o Beato Rafael aos jovens de hoje?
Padre Alberico: O principal que tem a dizer-lhes, sobretudo, é que não sejam tão complicados e sim mais simples. Uma das coisas que mais o distinguia era sua simplicidade. Dizia: Quão tortuosos caminhos se tem que percorrer para se chegar à simplicidade, e que incômoda é a complicação, e como gostamos, os homens, de complicar tudo; se não praticamos a virtude é devido ao nosso complicado modo de ser, que rechaça o que é simples. Ele era tão simples em tudo; e também muito elegante e instruído. A ciência que ele recebeu dá a sensação de que era infusa, porque ele não tinha teologia alguma. Tem-se dito dele que é um dos maiores místicos do século XX. Com Santa Teresa de Lisieux coincide precisamente em sua confiança e abandono em Deus, em seu desejo de pertencer-lhe, e também no apostolado do sorriso e em sua frágil saúde, na prova de sua enfermidade.
En español:
El legado del Beato Rafael,
Todo es más sencillo
El pasado 26 de abril se celebró la festividad del Beato Rafael Arnáiz, un joven trapense del Monasterio de San Isidro de Dueñas, en Palencia, que murió con apenas 28 años, después de una enfermedad que le obligó a entrar y salir del convento varias veces. Su vida y su espiritualidad han sido comparadas con las de santa Teresa de Lisieux. El Vice postulador de su Causa de canonización, Padre Alberico Feliz, habla para Alfa y Omega:
Alfa y Omega: ¿Cómo era el Beato Rafael?
Padre Alberico: Su espiritualidad es muy rica en matices, y está polarizada, sobre todo, en la búsqueda de Dios. La expresaba en una frase muy corta, en la que lo plasmaba todo: Sólo Dios. Dios lo llenaba todo en su vida, y fuera de Él nada tenía sentido. La vida del Beato Rafael es un testimonio de la trascendencia de Dios, de lo absoluto de Dios.
Alfa y Omega: ¿Cómo fue su vida anterior?
Padre Alberico: Él realizó dos años de Arquitectura. Al tercer año ya tenía planeada la vocación trapense. Su tío, al ver que su sobrino tenía inquietudes, pidió consejo y, como no conocía más que este convento, le orientó para que realizara Ejercicios espirituales. Al segundo día, él anotó en su agenda: Me he convencido de muchas cosas. Yo pienso que, entre esas cosas, estaba su vocación de monje trapense.
Alfa y Omega: ¿Qué tiene que decir el Beato Rafael a los jóvenes de hoy?
Padre Alberico: Lo principal que tiene que decirles, sobre todo, es que no sean tan complicados, sino más sencillos. Una de las cosas que más le distinguían era su sencillez. Decía: Cuán tortuosos caminos hay que recorrer para llegar a lo simple, y qué incómoda es la complicación, y cómo gustamos los hombres de complicárnoslo todo; si no practicamos la virtud es debido a nuestro complicado modo de ser, que rechaza lo que es sencillo. Él era tan sencillo en todo; y también muy elegante e instruido. La ciencia que él recibió da la sensación de que fuera infusa, porque él no tenía teología alguna. Han dicho de él que es uno de los místicos más grandes del siglo XX. Con santa Teresa de Lisieux coincide precisamente en su confianza y abandono en Dios, en su deseo de pertenecerle, y también en el apostolado de la sonrisa y en su frágil salud, en la prueba de su enfermedad.
Alfa y Omega: Como era o Beato Rafael?
Padre Alberico: Sua espiritualidade é muito rica em matizes e está polarizada, sobretudo, na busca de Deus, a qual expressava em uma frase muito pequena que sintetizava tudo: Só Deus. Deus preenchia tudo em sua vida e fora Dele nada tinha sentido. A vida do Beato Rafael é um testemunho da transcendência de Deus, do absoluto de Deus.
Alfa y Omega: Como foi sua vida anterior?
Padre Alberico: Ele cursou dois anos de Arquitetura. Ao terceiro ano já tinha definida a vocação trapista. Seu tio, ao ver que seu sobrinho tinha inquietudes, pediu conselho e, como não conhecia nada além deste convento, lhe orientou que lá fizesse os Exercícios Espirituais. No segundo dia, ele anotou em sua agenda: Me convenci de muitas coisas. Eu penso que, entre essas coisas, estava sua vocação de monge trapista.
Alfa y Omega: Que tem a dizer o Beato Rafael aos jovens de hoje?
Padre Alberico: O principal que tem a dizer-lhes, sobretudo, é que não sejam tão complicados e sim mais simples. Uma das coisas que mais o distinguia era sua simplicidade. Dizia: Quão tortuosos caminhos se tem que percorrer para se chegar à simplicidade, e que incômoda é a complicação, e como gostamos, os homens, de complicar tudo; se não praticamos a virtude é devido ao nosso complicado modo de ser, que rechaça o que é simples. Ele era tão simples em tudo; e também muito elegante e instruído. A ciência que ele recebeu dá a sensação de que era infusa, porque ele não tinha teologia alguma. Tem-se dito dele que é um dos maiores místicos do século XX. Com Santa Teresa de Lisieux coincide precisamente em sua confiança e abandono em Deus, em seu desejo de pertencer-lhe, e também no apostolado do sorriso e em sua frágil saúde, na prova de sua enfermidade.
En español:
El legado del Beato Rafael,
Todo es más sencillo
El pasado 26 de abril se celebró la festividad del Beato Rafael Arnáiz, un joven trapense del Monasterio de San Isidro de Dueñas, en Palencia, que murió con apenas 28 años, después de una enfermedad que le obligó a entrar y salir del convento varias veces. Su vida y su espiritualidad han sido comparadas con las de santa Teresa de Lisieux. El Vice postulador de su Causa de canonización, Padre Alberico Feliz, habla para Alfa y Omega:
Alfa y Omega: ¿Cómo era el Beato Rafael?
Padre Alberico: Su espiritualidad es muy rica en matices, y está polarizada, sobre todo, en la búsqueda de Dios. La expresaba en una frase muy corta, en la que lo plasmaba todo: Sólo Dios. Dios lo llenaba todo en su vida, y fuera de Él nada tenía sentido. La vida del Beato Rafael es un testimonio de la trascendencia de Dios, de lo absoluto de Dios.
Alfa y Omega: ¿Cómo fue su vida anterior?
Padre Alberico: Él realizó dos años de Arquitectura. Al tercer año ya tenía planeada la vocación trapense. Su tío, al ver que su sobrino tenía inquietudes, pidió consejo y, como no conocía más que este convento, le orientó para que realizara Ejercicios espirituales. Al segundo día, él anotó en su agenda: Me he convencido de muchas cosas. Yo pienso que, entre esas cosas, estaba su vocación de monje trapense.
Alfa y Omega: ¿Qué tiene que decir el Beato Rafael a los jóvenes de hoy?
Padre Alberico: Lo principal que tiene que decirles, sobre todo, es que no sean tan complicados, sino más sencillos. Una de las cosas que más le distinguían era su sencillez. Decía: Cuán tortuosos caminos hay que recorrer para llegar a lo simple, y qué incómoda es la complicación, y cómo gustamos los hombres de complicárnoslo todo; si no practicamos la virtud es debido a nuestro complicado modo de ser, que rechaza lo que es sencillo. Él era tan sencillo en todo; y también muy elegante e instruido. La ciencia que él recibió da la sensación de que fuera infusa, porque él no tenía teología alguna. Han dicho de él que es uno de los místicos más grandes del siglo XX. Con santa Teresa de Lisieux coincide precisamente en su confianza y abandono en Dios, en su deseo de pertenecerle, y también en el apostolado de la sonrisa y en su frágil salud, en la prueba de su enfermedad.
J.L.V.D-M.
Alfa y Omega
03-05-2007
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