Que suave e que doce é consagrar-se a Maria!
“Que suave e que doce é consagrar-se a Maria! Na Trapa o único consolo é o saber-se protegido por Maria. E por último, a Salve ao entardecer, antes de irmos ao dormitório. São as últimas palavras do Trapista ao final do dia, e com isso dorme tranquilo sabendo que se morrer durante a noite, a Virgem o recolhe e o apresenta a seu Filho. Se soubesses que bem se dorme assim, embora a cama seja dura. Com o corpo cansado e às vezes dolorido, mas com o coração confiando em Nossa Senhora, não há nenhum Trapista que não concilie o sono com o rosto tranquilo, e logo, ao começar a vigília no Coro, também as primeiras palavras do Trapista são Ave Maria.
Se soubesses que vergonha me dava o ter estado tanto tempo sem uma verdadeira devoção à Virgem. Não basta o Ofício, nem o rosário, nem meio milhão de novenas. Tem que querê-la muito, muito. Tem que contar-lhe tudo, confiar-lhe tudo. É uma verdadeira Mãe.
A mim parece, e isto toma como coisa minha, e portanto, não o leves em conta, que quanto mais amor se tem à Virgem, sem que nós nos demos conta, mais amor teremos a Deus; quer dizer, que nosso amor a Deus aumenta à medida que aumenta o carinho à Santíssima Virgem. E é natural. Como vamos querer à Mãe e não querer ao Filho? Impossível. E o que não conseguiremos de Deus se Lhe pedirmos por intercessão de Maria?”.
Hermano Rafael Arnáiz
Cartas(66)-204
En español:
¡Qué suave y qué dulce es consagrarse a María!
“¡Qué suave y qué dulce es consagrarse a María! En la Trapa es el único consuelo, el saberse protegido de María. Y por último, la Salve al atardecer antes de irnos al dormitorio. Son las últimas palabras del Trapense al final del día, y con eso duerme tranquilo sabiendo que si se muere en la noche, la Virgen lo recoge y lo presenta a su Hijo. Si vieras qué bien se duerme así, aunque la cama sea dura. Con el cuerpo cansado y a veces dolorido, pero con el corazón confiando en la Señora no hay ningún Trapense que no concilie el sueño con el rostro tranquilo, y luego, al empezar la vigilia en el coro, también las primeras palabras del Trapense son Ave María.
Si vieras que vergüenza me daba el hacer estado tanto tiempo sin una verdadera devoción a la Virgen. No basta el Oficio, ni el rosario, ni medio millón de novenas. Hay que quererla mucho, mucho; hay que contárselo todo, confiárselo todo; es una verdadera Madre.
A mí me parece, y esto tomadlo como cosa mía, y por tanto, no lo tengáis en cuenta, que cuanto más amor se le tiene a la Virgen, sin que nosotros nos demos cuenta, más amor tenemos a Dios; es decir, que nuestro amor a Dios aumenta a medida que aumenta el cariño a la Santísima Virgen. Y es natural. ¿Cómo vamos a querer a la Madre y no querer al Hijo? Imposible. ¿Y qué no conseguiremos de Dios, si se lo pedimos por intercesión de María?”.
Se soubesses que vergonha me dava o ter estado tanto tempo sem uma verdadeira devoção à Virgem. Não basta o Ofício, nem o rosário, nem meio milhão de novenas. Tem que querê-la muito, muito. Tem que contar-lhe tudo, confiar-lhe tudo. É uma verdadeira Mãe.
A mim parece, e isto toma como coisa minha, e portanto, não o leves em conta, que quanto mais amor se tem à Virgem, sem que nós nos demos conta, mais amor teremos a Deus; quer dizer, que nosso amor a Deus aumenta à medida que aumenta o carinho à Santíssima Virgem. E é natural. Como vamos querer à Mãe e não querer ao Filho? Impossível. E o que não conseguiremos de Deus se Lhe pedirmos por intercessão de Maria?”.
Hermano Rafael Arnáiz
Cartas(66)-204
En español:
¡Qué suave y qué dulce es consagrarse a María!
“¡Qué suave y qué dulce es consagrarse a María! En la Trapa es el único consuelo, el saberse protegido de María. Y por último, la Salve al atardecer antes de irnos al dormitorio. Son las últimas palabras del Trapense al final del día, y con eso duerme tranquilo sabiendo que si se muere en la noche, la Virgen lo recoge y lo presenta a su Hijo. Si vieras qué bien se duerme así, aunque la cama sea dura. Con el cuerpo cansado y a veces dolorido, pero con el corazón confiando en la Señora no hay ningún Trapense que no concilie el sueño con el rostro tranquilo, y luego, al empezar la vigilia en el coro, también las primeras palabras del Trapense son Ave María.
Si vieras que vergüenza me daba el hacer estado tanto tiempo sin una verdadera devoción a la Virgen. No basta el Oficio, ni el rosario, ni medio millón de novenas. Hay que quererla mucho, mucho; hay que contárselo todo, confiárselo todo; es una verdadera Madre.
A mí me parece, y esto tomadlo como cosa mía, y por tanto, no lo tengáis en cuenta, que cuanto más amor se le tiene a la Virgen, sin que nosotros nos demos cuenta, más amor tenemos a Dios; es decir, que nuestro amor a Dios aumenta a medida que aumenta el cariño a la Santísima Virgen. Y es natural. ¿Cómo vamos a querer a la Madre y no querer al Hijo? Imposible. ¿Y qué no conseguiremos de Dios, si se lo pedimos por intercesión de María?”.
Hermano Rafael Arnáiz
Cartas(66)-204
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