quinta-feira, 15 de outubro de 2009

CANONIZAÇÃO/CANONIZACIÓN - SÃO RAFAEL ARNÁIZ – Com Rafael, afugentando “diabretes”, por Mons. José Ignacio Munilla - Parte II





Parte II

Com Rafael, afugentando “diabretes”

Por D. José Ignacio Munilla Aguirre, Bispo de Palencia


A batalha de Rafael com esses "diabretes", que pretendiam roubar-lhe a paz, a alegria e até mesmo a esperança, é também a nossa. Nossa vida pode ser para nós monótona, tediosa e sem sofrimento, ou pelo contrário, gozosa e cheia de sonhos, dependendo da chave de sentido que mova nossa existência.

Frente àqueles que pensam que o motor do mundo é o dinheiro, o poder ou o prazer, os santos nos recordam que o verdadeiro motor, e o único capaz de dar-nos a capacidade de afugentar "os diabretes", ao mesmo tempo que nos revela o sentido de nossa existência, é o amor, o amor de Deus manifestado em Cristo Jesus.

O rosto de Cristo tem a virtude de fazer-se presente e de cativar-nos através dos santos, e agora, em concreto, através de quem será venerado como São Rafael Arnáiz. Porque, como disse nosso Papa Bento XVI, com uma expressão certeira, "Os santos são a estrela luminosa com a qual Deus atravessou a história".

O Irmão Rafael está acompanhado de outros quatro santos mais, nesta cerimônia de Canonização: Zygmunt Szcęsny Feliński, polonês, Bispo e fundador; Francisco Coll i Guitart, español, sacerdote dominicano e fundador; Jozef Damian de Veuster, holandês, sacerdote da Congregação dos Sagrados Corações (muito conhecido por sua entrega heróica aos leprosos, relatada no filme "Molokay"); e Marie de la Croix, francesa e fundadora.

Certamente, estamos diante de grandes figuras que se destacaram por sua fecundidade apostólica e pelo rastro que deixaram atrás deles. Entre estes, o Irmão Rafael chama a atenção porque não fundou nada, nem teve nenhum posto relevante, nem se destacou externamente ante os demais; mais que isso, teve de conformar-se com ser um simples "oblato", já que sua saúde não lhe permitiu abraçar integralmente a regra trapista... Rafael não fez coisas grandes, só foi santo!!

Isto nos recorda que não devemos confundir a santidade com uns modelos determinados de liderança que resultam inalcançáveis para o comum dos mortais... A santidade não só deve ser admirada mas sobretudo desejada, trabalhada e suplicada a Deus. De forma similar, como o destino natural da criança é fazer-se homem, assim também o fim do cristão é ser santo. É a meta lógica de quem foi redimido por Cristo; o contrário seria uma frustração. Como dizia a Madre Teresa de Calcutá: "A santidade não é o luxo de uns poucos; é um simples dever de cada um de nós". Por isso, o escritor convertido León Bloy escrevia: "Só existe uma tristeza: a de não se ser santo".


D. José Ignacio Munilla Aguirre
Bispo de Palencia


EN ESPAÑOL:


Parte II

Con Rafael, ahuyentando “diablillos”

Por Monseñor José Ignacio Munilla Aguirre, Obispo de Palencia

La batalla de Rafael con esos "diablillos" que pretendían robarle la paz, la alegría y hasta la misma esperanza, es también la nuestra. Nuestra vida puede resultarnos monótona, tediosa e insufrible, o por el contrario, gozosa e ilusionante, dependiendo de la clave de sentido que mueva nuestra existencia.

Frente a quienes piensan que el motor del mundo es el dinero, el poder o el placer; los santos nos recuerdan que el verdadero motor, y el único capaz de darnos la capacidad de ahuyentar a "los diablillos", al mismo tiempo que nos revela el sentido de nuestra existencia, es el amor: el amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús.

El rostro de Cristo tiene la virtud de hacerse presente y de cautivarnos a través de los santos, y ahora, en concreto, a través de quien será venerado como San Rafael Arnáiz. Porque, como dice nuestro Papa Benedicto XVI, con una expresión certera, "los santos son la estela luminosa con la que Dios ha atravesado la historia".

El Hermano Rafael está acompañado de otros cuatro santos más, en esta ceremonia de Canonización: Zygmunt Szcęsny Feliński, polaco, obispo y fundador de la Congregación de las Hermanas Franciscanas de la Familia de María; Francisco Coll i Guitart, español, sacerdote dominico y fundador de la Congregación de las Hermanas Dominicas de la Anunciación; Jozef Damian de Veuster, holandés, sacerdote de la Congregación de los Sagrados Corazones (muy conocido por su entrega heroica a los leprosos, relatada en la película "Molokay"); y Marie de la Croix, francesa, fundadora de la Congregación de las Hermanitas de los Pobres.

Ciertamente, estamos ante grandes figuras que han destacado por su fecundidad apostólica y por la estela que han dejado tras ellos. Entre estos, el Hermano Rafael llama la atención, porque no fundó nada, ni tuvo ningún puesto relevante, ni destacó externamente ante los demás; es más, hubo de conformarse con ser un simple "oblato", ya que su salud no le permitió abrazar íntegramente la regla trapense... Rafael no hizo cosas grandes, ¡¡sólo fue santo!!

Esto nos recuerda que no debemos confundir la santidad, con unos modelos determinados de liderazgo que nos resultan inalcanzables para el común de los mortales... La santidad no sólo debe ser admirada, sino sobre todo deseada, trabajada y suplicada a Dios. De forma similar a como el destino natural del niño es hacerse hombre, así también el fin del cristiano es ser santo. Es la meta lógica de quien ha sido redimido por Cristo...; lo contrario sería una frustración. Como decía la Madre Teresa de Calcuta: "La santidad no es el lujo de unos pocos, es un simple deber para cada uno de nosotros". Por ello, el escritor converso León Bloy escribía: "Sólo existe una tristeza: no ser santo".


Mons. José Ignacio Munilla Aguirre
Obispo de Palencia



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